Indicador sintético de Calidad de Vida en Asturias (ICVA-CAPS 2018)
¿Por qué el indicador?
En 1972 se publica el primer Informe del Club de Roma sobre los límites del crecimiento. Cuestiona la medición de la actividad económica y del bienestar a través de indicadores exclusivamente económicos como los acuñados en los años 20 y 30 del siglo XX por Kuznets (1941) y otros. Trabajos como los de Attali y Guillaume (1974) o, en España, el de la socióloga Ángeles Durán (1995) evidencian que no siempre hay una correlación positiva y directa entre variables como la renta o el PIB por habitante y la calidad de vida. Proponen una medición multidimensional más rica y compleja de un fenómeno que tiene una condición poliédrica. Y que, si bien correlaciona intensamente con variables económicas, lo hace también con otras variables, al tiempo que presentan algunas inelasticidades a partir de determinados niveles de renta.
En 2007, el Presidente de la República Francesa, Nicolás Sarkozy, encarga la elaboración de un informe que aborde una nueva metodología para analizar fenómenos como el crecimiento económico, la sostenibilidad a largo plazo del sistema productivo o el bienestar. Quiere mejorar la eficiencia de los programas públicos de bienestar. El informe, encargado a una comisión de expertos encabezada por economistas como los Nobel Stirglitz y Sen, se presenta en 2009 en París. Propone una metodología que tiene el objetivo de oficializar el tránsito desde la medición de la producción a la del bienestar.
El documento parte de dos premisas: 1) la escasez de indicadores que permitan valorar la situación del progresos social así como poner en marcha programas de políticas públicas sobre bases racionales y 2) el enorme volumen de datos disponibles y desaprovechados que generan nuestras sociedades. Así, se propone una batería multidimensional de indicadores que funcionan de forma integrada, agrupados en nueve familias que incluyen la dimensión económica como una más a la que se suman otros indicadores que, hasta ahora, funcionaban por separado –salud, educación- y añadiendo otros nuevos como pueden ser la participación política, las relaciones sociales, el medioambiente, la inseguridad o la propia percepción subjetiva del bienestar.
La propuesta francesa avanza en la línea de otros indicadores como el índice de Desarrollo Humano propuesto por la ONU que, de nuevo, y sin descuidar el impacto de lo económico y productivo en el bienestar, añade más variables a la ecuación. O en la de otros como AROPE, que utilizan metodologías mutidimensionales e integradas para medir la pobreza o la exclusión social. Pero, sin duda, la batería de indicadores propuesto por la Comisión Sarkozy es, de lejos, la más ambiciosa y multidimensional.
A lo largo de la década transcurrida desde su presentación, el sistema estadístico europeo ha desarrollado el indicador propuesto por la Comisión Sarkozy. Pero ni la Unión Europea ni las distintas naciones que la integran han logrado completar la compleja trama de indicadores que la comisión proponía. No es menos cierto, sin embargo, que se han logrado notables avances y que desde instituciones públicas o privadas, sobre todo desde el denominado tercer sector, se ofrece una amplia panoplia de indicadores de síntesis desconocidos hasta el momento.
España también se ha aplicado en la tarea de sistematizar y poner en marcha su panel de indicadores, participando plenamente el sistema europeo de indicadores de bienestar. Pero la información que, mayoritariamente, ofrecen los organismos estadísticos tiende a presentar la información agradada en NUTS-2 (nacional) o NUTS-3 (regional) sin descender a agregados menores (provincial o municipal). Algunas regiones sin embargo, han apostado por desarrollar estos indicadores de forma integrada.
No es el caso de Asturias, donde a pesar de presumir de un potente programa de políticas públicas de bienestar, se persevera en la medición de producción. Un enfoque que podría estar lastrando no sólo la programación y gestión de las políticas públicas, sino también la propia sostenibilidad del sistema.
En la actualidad disponemos de los indicadores, esencialmente económicos, que desde hace medio siglo, y con estupendo resultado, proporciona la Sociedad Asturiana de Estudios Económicos e Industriales. Sin embargo buena parte de la información para indicadores sociales o de bienestar aparece, cuando existe, dispersa entre distintas consejerías o, incluso, organizaciones del tercer sector. Y son indicadores que deberían servir 1) para localizar la dimensión verdadera de las carencias en el bienestar de los asturianos desagregada por municipios, 2) para la programación de las políticas públicas en función de criterios racionales en cuando a su dimensión, alcance y viabilidad incluyendo la dimensión territorial 3) para racionalizar un gasto público corriente que crece por encima (29% en el periodo 2007-2017, básicamente en programas sociales) de lo que lo hace la propia economía regional (-3%) y a expensas de la inversión productiva, socavando la generación de base imponible que soporte el sistema.
Por eso, el Colegio Asturiano de Politólogos y Sociólogos presenta el Indicador Sintético de Calidad de Vida los Municipios de Asturias (ICVA-CAPS) para 2018, siguiendo la metodología propuesta por la comisión Sarkozy. Lo hace con voluntad de continuidad, actualizando y completando los datos en sucesivas ediciones.
Por supuesto, esto no pretende ser, sino, un punto de partida. El Indicador presenta lagunas en algunos indicadores, a la par que la información sobre algunos de los que se recogen no siempre presentan la mejor fiabilidad en la desagregación requerida (NUT –5). Se ha llegado hasta donde se ha podido. Primero, con intención de integrar esos indicadores dispersos para conformar un indicador comparable a otros similares que se están llevando a cabo en otras regiones, tanto españolas como de otros estados miembros. Segundo, con la intención de evaluar las carencias o imprecisiones de los indicadores disponibles, que son numerosas. Tercero, aportando un indicador de síntesis a la región que permita avanzar en programas sostenibles de políticas públicas de bienestar.
Este informe quiere ser, por tanto, un punto de partida y no de llegada, que anime a las instituciones regionales a crear un sistema de indicadores potente y útil, produciendo la información necesaria para ello, siguiendo la estela de otras regiones españolas, con el objetivo de mejorar la eficiencia y cobertura de nuestro sistema de políticas públicas sociales.
¿Cómo se ha elaborado?
Se ha tratado de seguir, en lo posible, la metodología establecida por la ya citada Comisión, así como la seguida por los planes estadísticos de Eurostat y el INE.
Para ello se han utilizado 48 indicadores (detallados en www.colpolsoc.es….) agrupados en nueve familias o dimensiones.
- 1. Condiciones materiales de vida.
- 2. Trabajo.
- 3. Educación.
- 4. Salud.
- 5. Ocio y relaciones sociales.
- 6. Seguridad física y personal.
- 7. Gobernanza y derechos básicos.
- 8. Entorno y medioambiente.
- 9. Bienestar subjetivo.
Los valores se han recopilado de fuentes muy diversas. La oferta de datos económicos, como los de condiciones materiales de vida, son abundantes, suelen estar desagregados por concejos y, sobre todo, están recopilados, sistematizados y, en buena medida, institucionalizados. Falta quizá, un indicador de desigualdad.
Sin embargo, a medida que se avanza en la lista de indicadores, las lagunas son cada vez mayores y la fiabilidad y la desagregación territorial, menores. La oferta de datos sobre Trabajo y Educación es notable y está medianamente institucionalizada. No ocurre lo mismo con los de Salud, donde buena parte de la información procede de un análisis específico de la Encuesta de Salud para Asturias 2018. Por ello, queremos dar las gracias a la Dirección General de Salud, cuya encuesta facilita, además, información sobre otras dimensiones que no son la salud.
Apenas hay información recopilada, sistematizada o institucionalizada sobre Ocio y Relaciones Personales, Seguridad Física Personal, Gobernanza o entorno y medioambiente, especialmente a escala municipal. De ahí que, en estas dimensiones, los indicadores tiendan a ser pocos.
Una vez obtenidos los valores para cada indicador, se ha procedido a su estandarización mediante puntuaciones Z, que luego se ha sumado, obtenido una clasificación por cada dimensión o familia y, por último, y como sumatorio de todas ellas, una puntuación final que, ordenada, proporciona un rango de municipios, de mayor a menor calidad de vida.
La desagregación es municipal, si bien en algunos indicadores se ha recurrido a una desagregación comarcal a partir de comarcas sociológicas, asumiendo para cada municipio los datos obtenidos para el indicador para la comarca a ala que pertenece. Son 9 unidades geográficas, con agrupación natural de varios concejos: Área Central, Comarcas Mineras, Costa Central, Litoral Oriental, Litoral Occidental, Surco Prelitoral, Suroccidente y Suroriente. Se aplica a cada concejo el valor de la unidad.
¿Qué resultados hemos obtenido?
La calidad de vida en Asturias, de acuerdo con los resultados obtenidos, aparece determinada por dos variables territoriales fundamentales: la urbanización y la localización.
Se aprecia una pauta fuertemente relacionada con la centralidad de la región, donde se obtienen los valores más elevados del indicador, descendiendo en relación directa con la distancia. Dentro de esta pauta, se benefician más los concejos más urbanizados e detrimento de los que lo están menos o están peor comunicados.
Si analizamos los resultados por comarcas, son la comarca central y las grandes ciudades las que alcanzan mejores resultados en el indicador de calidad de vida. Les siguen las comarcas mineras y los municipios costeros, primero los centrales y luego los del Oriente y el Occidente. Los valores más bajos corresponden al interior astur, con ligera ventaja de los más urbanizados, por albergar villas de cierto tamaño en su territorio.
Si se analizan por municipios, son los metropolitanos son los que alcanzan mejores puntuaciones, y más en concreto, los situados en el alfoz de Oviedo –Noreña, Llanera, Ribera de Arriba, todos ellos en lo que algunos denominan el “creciente metropolitano” (Blanco, 2004)- así como Gijón y Avilés, primer y tercer municipios de Asturias, respectivamente, por población.
Les siguen otros concejos metropolitanos como Siero, Castrillón, Corvera o Carreño. El primer municipio no perteneciente al ámbito metropolitano es Parres, seguido de otros como Nava o Villaviciosa. Cierran la lista concejos muy rurales e interiores, como Ibias, Yernes y Tameza o Degaña.
Tabla 1. RANKING CAPS CALIDAD DE VIDA COMARCAS 2018
RESULTADO= (ΣzScore/nº indicadores) | |
Area Central/Ciudades | 0,762 |
Mineros | 0,251 |
Costa Central | 0,226 |
Prelitoral | 0,149 |
Costa Oriental | -0,018 |
Costa Occidental | -0,091 |
Villas Interiores | -0,145 |
Interior Cordillera | -0,372 |
Interior Occidental | -0,467 |
Tabla 2. RANKING CAPS CALIDAD DE VIDA MUNICIPAL 2018
RESULTADO= (ΣzScore/nº indicadores) | ||
44 | Oviedo | 1,406 |
24 | Gijón | 1,036 |
42 | Noreña | 0,898 |
4 | Avilés | 0,849 |
57 | Ribera de Arriba | 0,846 |
35 | Llanera | 0,810 |
ASTURIAS | 0,802 | |
66 | Siero | 0,655 |
16 | Castrillón | 0,523 |
20 | Corvera de Asturias | 0,474 |
37 | Mieres | 0,406 |
14 | Carreño | 0,382 |
54 | Regueras, Las | 0,352 |
25 | Gozón | 0,346 |
45 | Parres | 0,324 |
31 | Langreo | 0,312 |
64 | Santo Adriano | 0,290 |
40 | Nava | 0,260 |
76 | Villaviciosa | 0,258 |
33 | Lena | 0,253 |
60 | San Martín del Rey Aurelio | 0,242 |
65 | Sariego | 0,228 |
38 | Morcín | 0,219 |
39 | Muros de Nalón | 0,208 |
49 | Piloña | 0,206 |
2 | Aller | 0,189 |
36 | Llanes | 0,178 |
70 | Tapia de Casariego | 0,157 |
10 | Candamo | 0,138 |
58 | Riosa | 0,135 |
30 | Illas | 0,095 |
41 | Navia | 0,093 |
56 | Ribadesella | 0,039 |
74 | Vegadeo | 0,035 |
21 | Cudillero | 0,007 |
69 | Soto del Barco | -0,008 |
9 | Cabranes | -0,011 |
51 | Pravia | -0,067 |
19 | Colunga | -0,068 |
59 | Salas | -0,072 |
32 | Laviana | -0,099 |
6 | Bimenes | -0,102 |
12 | Cangas de Onís | -0,103 |
52 | Proaza | -0,111 |
55 | Ribadedeva | -0,115 |
13 | Caravia | -0,124 |
17 | Castropol | -0,164 |
27 | Grandas de Salime | -0,168 |
23 | Franco, El | -0,179 |
26 | Grado | -0,181 |
11 | Cangas del Narcea | -0,195 |
67 | Sobrescobio | -0,199 |
15 | Caso | -0,209 |
47 | Peñamellera Baja | -0,221 |
34 | Valdés | -0,259 |
50 | Ponga | -0,264 |
73 | Tineo | -0,300 |
18 | Coaña | -0,318 |
48 | Pesoz | -0,348 |
71 | Taramundi | -0,352 |
63 | San Tirso de Abres | -0,365 |
5 | Belmonte de Miranda | -0,368 |
46 | Peñamellera Alta | -0,388 |
8 | Cabrales | -0,389 |
62 | Santa Eulalia de Oscos | -0,408 |
1 | Allande | -0,437 |
43 | Onís | -0,438 |
68 | Somiedo | -0,443 |
53 | Quirós | -0,447 |
77 | Villayón | -0,476 |
61 | San Martín de Oscos | -0,507 |
72 | Teverga | -0,508 |
29 | Illano | -0,511 |
7 | Boal | -0,534 |
75 | Villanueva de Oscos | -0,579 |
22 | Degaña | -0,595 |
3 | Amieva | -0,611 |
78 | Yernes y Tameza | -0,614 |
28 | Ibias | -0,795 |
Los resultados apuntarían al empleo como principal causa explicativa de los resultados obtenidos. Más empleo y más cualificado supone la capacidad no sólo para fijar población sino para atraer a sus concejos de origen a aquellos que se tuvieron que formar fuera de ellos. Igualmente, más y mejor empleo puede implicar mejores condiciones materiales de vida.
Por ello, son los municipios centrales de la región, bien los grandes concejos o los que componen su alfoz los que obtienen mejores resultados en el indicador. Y también por ello, son los concejos rurales del interior los que obtienen peores puntuaciones.
También influyen en los resultados dimensiones del Indicador como las condiciones materiales de vida, la formación –tan relacionados ambos con el empleo- o la gestión medioambiental y la percepción de calidad ambiental. Por el contrario, son menos determinados por dimensiones como el ocio o las relaciones sociales, o la gobernanza y derechos básicos.
Se abriría, por tanto, una reflexión sobre cómo generar actividad en estos territorios, generando masa crítica que propicie la creación de servicios y equipamientos, tanto sanitarios como asistenciales o medioambientales –que a su vez contribuirían a dinamizar el empleo- cuya ausencia, muy probablemente, condiciona, siquiera indirectamente, los resultados finales del Indicador.
Cabe señalar también la buena correlación del indicador con la evolución demográfica municipal: allí donde el Indicador alcanza mejores valores es donde mejor –o menos mal- se comporta la demografía. Y es que, muy probablemente, sea la calidad de vida, en su sentido más amplio, lo que determine, en buena parte, la evolución de la población.
Por último, creemos que el Indicador debe mejorar su precisión y capacidad analítica, permitiéndole ganar potencia explicativa. Para lograrlo, es esencial disponer de mejores fuentes de información y datos. Fuentes que deben contribuir a una mejor utilización de unos recursos públicos que, por definición siempre son escasos. Que, en suma, permitan mejorar el bienestar de los asturianos. Con ese ánimo, creemos que el Principado, bien en solitario, bien en colaboración con otras instituciones, o combinando ambas vías, debe emprender un Plan Estadístico Regional que subsane carencias como las detectadas, superando el enfoque tradicional ahora imperante y adaptando la producción de datos a escala local al enfoque multidimensional que, transitando desde un enfoque productivo a otro de bienestar, ha asumido la Unión Europea.
Bibliografía.
- -Attali, J; Guillaume, M.(1974): “L´Anti-economique”: Presses Universitaires de France.
- -Blanco, J (2004): “La emergencia de las nuevas ciudades” Trea.
- -Durán, A. (1995): “Invitación al análisis sociológico de la realidad nacional” Política y Sociedad, Nº19 pp. 83-100
- -Kuznets, S. : (1941): “National Income and its composition” NBER